Porque has asumido el riesgo de coger las riendas del equipo en mitad de la temporada. Porque has hecho oídos sordos a los que decían que nunca serías un buen entrenador. Porque has creído en lo que nadie creía. Porque has hecho trabajar como nunca a los futbolistas para que vuelva su tono físico. Porque has puesto en el once a los jugadores que más convenían, que más se lo merecían, y no a los que más costaron. Porque has convencido a la BBC que tenía que defender. Porque has dejado a la BBC crear y disfrutar. Porque has hecho creer a los suplentes que eran tan importantes como los titulares.

Porque has devuelto la tranquilidad a un club que sólo necesitaba tranquilidad. Porque nos regalas tu sonrisa cada vez que hablas. Porque has ganado la Undécima. Porque contigo empieza un ciclo de victorias y esperanzas. Porque te has acordado con cariño de tu maestro Ancelotti. Porque sigues pensando que todo el mérito lo tienen los jugadores (en eso te equivocas). Porque el éxito no se te subirá a la cabeza. Porque desde hace quince años me demuestras que te mereces ser tan querido. Por todo ello: Merci Zizou.