Este es un fin de semana especial para los nostálgicos como yo. El 7 es un número mitológico para los madridistas. Todo empezó, por lo menos para los de mi generación, con el eterno Juanito. Y siguió con Butragueño, Raúl y ahora Cristiano. Ha coincidido el justo reconocimiento al Buitre en Celaya, donde acudió para mostrar su últimas gotas de talento cuando la falta de frescura por la edad y el alto nivel de exigencia de Valdano le llevaron hasta México. Pero Butragueño era tan bueno que, a pesar de su declive físico, dejó huella en aquella pequeña ciudad del país azteca y por eso supone un orgullo que se hayan acordado de él hasta el punto de dedicarle el estadio de la villa. Recuerdo cuando el Buitre regresó a España a un amistoso en Alicante jugado con el Celaya. Acudí a propósito al Rico Pérez y me afligió verle con esa camiseta de rayas negras y blancas. Es la dura ley del fútbol...

Y mañana vuelve a casa el siete de los sietes. Don Raúl González Blanco. En 2013 ya se quedó pequeño el Bernabéu para su esperado regreso con los voluntariosos chavales del Al-Sadd. Pero ahora juega en casa al lado de Zidane, Roberto Carlos, Hierro, Guti, Figo, Seedorf... Será un revival inolvidable. ¡Eterno capitán!