El 41º Clásico en cinco años

Ya tenemos el Clásico de baloncesto a la vista. El quinto de la temporada, tras los dos enfrentamientos en la Liga y los dos en la Euroliga. Pocos a estas alturas de la temporada. Otros años hay que sumarles el de la Supercopa y el de la Copa. Pero esta vez el Madrid falló en el primero (eliminado por el Unicaja), y el Barcelona, en el segundo (eliminado por el Bilbao). Pese a ello, hay saturación de Clásicos. El que viene será el 41º en los cinco últimos años. Como las subvenciones públicas se han desplomado y los ingresos de la ACB no dan para mantenerse por sí mismo a ningún club, los dos cuyos presupuestos abastece el fútbol se encuentran muy por encima del resto. Así, Madrid y Barcelona disputan su quinta final de Liga seguida.

Lo malo de este carrusel de Clásicos es que muy pocos son decisivos. El playoff al mejor de cinco partidos es, mismamente, una manera de restar dramatismo a la final. Con el 1-0 no pasa nada, y el 1-1 supone una vuelta a empezar. Son, por tanto, partidos prescindibles para el gran aficionado, a quien este sistema de competición ha alejado de las canchas y la televisión. Prueba de ello es la audiencia de tan sólo 691.000 telespectadores, ¡en La 1!, que registró el primer Madrid-Barcelona de la final el año pasado. Y estábamos ante el mejor Madrid, que venía de ganar la Euroliga y cuantos títulos había disputado en la temporada. Esta vez anda más incierto, y el Barcelona tampoco está fino. Difícil que se repita el 3-0 de la última final.