La sanción a Rusia va a traer cola

Los atletas rusos no podrán participar en los Juegos Olímpicos de Río. Ninguno. Con esta claridad y contundencia se ha manifestado la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) ante los repetidos escándalos de dopaje protagonizados por el atletismo de Rusia. Estos acabaron provocando la suspensión del presidente de la IAAF, Lamine Diack, y el cierre del laboratorio antidopaje de Moscú por sus malas prácticas. Tan histórica sanción se produce a instancias de la Agencia Mundial Antidopaje, organismo que hizo oficial la corrupción del atletismo ruso. Tras esta decisión, varias preguntas quedan en el aire: ¿se dopan absolutamente todos los atletas rusos? ¿El atletismo es el único deporte en Rusia que se favorece de un dopaje de Estado?

Si la respuesta a la primera cuestión no puede ser rotundamente afirmativa, resulta obvio que la sanción es recurrible. Si la respuesta a la segunda crea lógicas dudas —de hecho también empieza a hablarse de positivos ocultos en la natación rusa—, hay que entrar a saco en el resto de los deportes. En cualquiera de los casos, esta sanción va a traer cola. Encima, el Mundial de fútbol que debe celebrarse en Rusia en 2018 podría verse afectado después de esta sanción. Mientras, Putin no entiende cómo doscientos hinchas rusos pueden dar una paliza a mil ingleses, y también asegura que en Rusia no hay ningún dopaje de Estado. Es difícil de predecir cómo va a acabar el asunto. Desde luego no parece que se vaya a acabar aquí.