Discutible apuesta de Ecclestone

Azerbaiyán se estrena como país anfitrión de una carrera de Fórmula 1. Como lo hizo México en 2015, Rusia en 2014, India en 2011, Corea del Sur en 2010, Abu Dhabi en 2009, Singapur en 2007, Turquía en 2005 y China y Bahrain en 2004. También hubo una ciudad, Valencia, que en los últimos años acogió la Fórmula 1 con ocultos fines y que dejaron la ciudad endeudada: 111 millones de canon por cinco carreras, y un préstamo a pagar de 7,5 millones al año hasta 2023. La Fórmula 1 crece y crece en este nuevo siglo a base de llevar carreras donde las economías son emergentes o poco fiscalizadas. Luego, algunas acaban desapareciendo, como fue el propio caso de Valencia, y las de Corea del Sur, India y Turquía.

También han desaparecido de un país automovilístico por excelencia, Francia. Los problemas financieros para sacar adelante cada carrera hicieron que en 2008 se disputara la última en el circuito de Magny-Cours. Austria y EE UU tuvieron, por su parte, un paréntesis en lo que llevamos de siglo, periodo donde Ecclestone se fijó el objetivo de pasear la Fórmula 1 por el mundo. El precio en algunos casos es el de celebrar carreras en circuitos urbanos. El de Bakú ha disparado la polémica. Los coches circularán por una recta donde alcanzan los 340 kilómetros por hora, y por una curva de seis metros de ancho donde hay que ir a 60. Si quiere despertar la expectación a costa del morbo, y quién sabe si de la seguridad, lo ha conseguido.