¿Cuál es el horizonte de Alonso en McLaren?

He perdido la cuenta. A estas alturas, después de año y medio de promesas incumplidas, soy incapaz de saber cuántas veces McLaren y Honda pronosticaron una mejoría en su monoplaza que nunca terminó de concretarse. No al menos en los términos que se exige a un proyecto de este calado. Es cierto que han avanzado algo, faltarías más, pero ver de nuevo a Fernando Alonso retirándose en Baku (pedazo gran premio les ha quedado, por cierto) viene a refrendar que británicos y japoneses andan bastante perdidos y nadie tiene argumentos solventes para indicar una fecha en la que concretar esa evolución real tan cacareada. Y si escuchamos al asturiano diciendo que la cosa será igual (si no peor) en muchas de las carreras que restan en 2016, las expectativas no pueden ser más desoladoras.

Parece que no queda otra que empezar a pensar ya en el año que viene, como nos empujaron a hacer el pasado sobre éste. Sólo que yo al menos no atisbo señales certeras de que Honda vaya a ser capaz de conseguir una unidad de potencia a la altura de las mejores, porque es lo que Alonso necesita para competir con sus grandes rivales por ese tercer título mundial que aún aspira a sumar, no sé si cada día con menos convencimiento. Lo que personalmente más me encorajina es que semejante desastre le ha pillado en su mejor momento personal y deportivo; su madurez, su talante y su experiencia son los ideales para optar a todo. Una ambición que para un campeón nunca puede ser pescar algunos puntos en el río revuelto de una carrera accidentada. Ojalá la situación sea reversible, aunque empiezo a dudarlo seriamente.