Las inesperadas declaraciones de Pedro demostraron que la Selección no es Disneylandia. Que el ambiente es muy bueno, sí, pero que, como en todos los equipos de fútbol, los suplentes se enfadan mucho por no jugar. Quizás Del Bosque (o Toni Grande o Miñano) deberían haber explicado al canario que le traían en la lista de 23 para hacer grupo porque por sus palabras se nota que Pedro creía que venía a ser titular. Su aclaración posterior en rueda de prensa y la intervención de Del Bosque dejaron claro que la percepción del técnico es distinta a la del futbolista, que ni matizó ni se arrepintió de haber dicho aquello de si lo sé no vengo. Luego se sumó Piqué a la fiesta, como buen españolito después de una buena siesta, para comentar el criterio de los periodistas para valorar la importancia de las noticias. Achacó la decisión de todas las redacciones de abrir informativos de televisión, webs y programas de radio con la rajada de Pedro a que los periodistas estábamos aburridos y forzamos la historia.

Según Piqué lo que ha dicho Pedro se vive en los vestuarios con naturalidad y los periodistas, que no entendemos ese espacio sagrado al que se denomina la caseta, no podemos alcanzar a comprender esa fórmula secreta, esa ecuación sin solución que es el fútbol para los que no somos futbolistas o entrenadores. Como no lo entendemos creemos que es noticia. La cosa, Geri, es que no es habitual que ningún futbolista hable con la sinceridad de Pedro. Solo por ello es noticia. ¿Habrá más Pedros en La Roja?