Para intentar justificar, o quitarle importancia, a la ausencia de Benzema en la selección de Francia de esta Eurocopa, mucha gente explicó que Griezmann podía perfectamente ocupar su puesto de líder del ataque. Nunca lo he creído y no lo creeré incluso si Francia gana el trofeo. Porque son dos futbolistas diferentes que se hubieran complementado perfectamente y que, sobre todo, es contra productivo obligar al delantero del Atlético a asumir de repente un papel para el cual no estaba del todo preparado. Eso se vio en los primeros encuentros, ya que Antoine no pareció sentirse a gusto y que, incluso, Deschamps, el seleccionador, lo dejó en el banquillo en el segundo partido frente a Albania. Griezmann entró al final y marcó un golazo, pero tampoco fue el que se esperaba en su vuelta a la titularidad frente a Suiza.

El rojiblanco es sin duda el futbolista galo con más talento entre los escogidos por Deschamps y ya es hora de que demuestre su estatus. Se suele decir que con los octavos de final y los choques a vida o muerte empieza una nueva competición. Ojalá veamos un nuevo Griezmann también, porque Francia le necesita. Ojalá el seleccionador sepa guiarle como lo hace, en Madrid, el ‘Cholo’ Simeone.