Con Conte rendirse está prohibido

En un torneo caracterizado por una lluvia de goles en el último respiro, Italia no podía evitar homenajear a Cesarini. Sobre todo esta Italia, grupo de luchadores incansables que no entiende de límites, distancia, tiempo, edades... Solo importa el campo, el sudor y la pelota. Es el sello de Conte, que le metió en la cabeza a sus chicos que pueden ser capaces de ganar a cualquier equipo, si sólo lo creen hasta el último segundo. Por eso con Bélgica, Suecia y España los goles que sentenciaron el triunfo llegaron a un paso del final: esta Italia sufre, lucha y luego goza. Pero lo justo.

No me imagino al conjunto de Conte ganar un partido 3-0 sin pasar apuros, nunca. En su ADN está el sufrimiento de quien no es tan joven (hay que recordar que es la quinta plantilla más vieja de la Eurocopa), pero tiene un orgullo tan grande que acaba encontrando fuerzas en lugares que antes ni conocía. La azzurra corre como nadie en esta Eurocopa (contra España recorrió 117 km, frente a los 110 de La Roja) y los italianos, en tiempos de crisis, se identifican cada vez más en la azzurra: un equipo sin lujos, todo trabajo y sustancia.