Colosos Ézaro y La Camperona

Vuelven los dos grandes muros de la Vuelta: Ézaro, el lunes 22 de agosto, en la tercera etapa, y La Camperona, el sábado 27, en la octava. Sus respectivos alcaldes, José Pequeño y Francisco García, nos visitaron ayer junto a Javier Guillén, director de la Vuelta. Visita que supone el deseo de agradecerles a ustedes, lectores, la gran acogida que tuvieron los finales de etapa que allí se han vivido. Su mérito tendrán, porque reunir ante la televisión a millón y medio de telespectadores es dificilísimo. Hay competiciones y eventos que se gastan una millonada en promociones para tener la mitad de audiencia, mientras tanto Ézaro como La Camperona han conseguido esa denominación de origen garantía de espectáculo con tan sólo un final de etapa en sus cimas.

Cuando Ézaro se estrenó, ganó Purito con 8 segundos sobre Contador, 13 sobre Valverde y 23 sobre Froome. En La Camperona el vencedor fue Hesjedal, mientras por detrás Froome sacaba 1 segundo a Purito, 7 a Contador y 29 a Valverde. No son diferencias insalvables, pero sí son seguras. La propia exigencia de las rampas, cercanas al 30%, provoca que haya quienes se rezaguen sin necesidad de que nadie ataque. Al mismo tiempo, hay miedo de hacerlo por temor a quedarse sin fuerzas. Se produce entonces una selección natural, y son esas crueles rampas, donde la carretera serpentea buscando altura, cuando los corredores se encuentran con su auténtico enemigo: la gravedad. Así se las gastan Ézaro y La Camperona, dos muros colosales.