Ahora sí podemos soñar

Reconozco que soy un hombre de poca fe. Reconozco que me equivoqué al dudar, hace todavía pocas semanas, de que Francia pudiera hacer algo grande en su Eurocopa. Triste por la ausencia de Benzema y la lesión de Varane, no veía suficiente talento en el grupo de los Bleus para soñar conquistar la copa. Pues, tal y como se dice en mi país: “Sólo los imbéciles no cambian de opinión”. Porque, después del partido de ayer, empiezo a creer realmente que los galos son capaces de llegar hasta el final. Cierto es que nos enfrentamos a Islandia, un equipo limitado, y que era lógico ganar este encuentro.

Sin embargo, he notado algo que invita al optimismo. He visto a unos futbolistas franceses unidos, alegres, con entusiasmo y con inteligencia táctica. Por las bajas y por la especificidad de Islandia, Deschamps había movido algunas posiciones y todos los jugadores entendieron el mensaje del seleccionador. Francia demuestra tener recursos y alternativas en el juego. Y, sobre todo, y perdonen por insistir tanto en ello, pero cuando un equipo tiene la suerte de contar con un futbolista excepcional como Antoine Griezmann todo empieza a ser posible. Más allá de su maravilloso gol, el rojiblanco ha hecho lo que quería con la pelota. Una delicia.