Armstrong apuntó al cielo en recuerdo a Casartelli

Lance Armstrong ha sido borrado del palmarés del Tour desde 1999 por dopaje. En total: nueve participaciones, siete victorias más un podio en los Campos Elíseos y 20 etapas. Pero antes de esta época gloriosa y de sufrir el cáncer, el texano ya había corrido cuatro veces la Grande Boucle con el equipo estadounidense Motorola. De ahí proceden los dos únicos triunfos que han sobrevivido en su historial en la ronda francesa. Una etapa en 1993 en Verdún y otra en 1995 en la misma ciudad que acogerá hoy la meta: Limoges. Aquella última victoria estuvo cargada de emotividad.

Fabio Casartelli, campeón olímpico en Barcelona 1992 y compañero de Armstrong, había muerto tres días antes, el 18 de julio, en el descenso del Portet d’Aspet. En la jornada siguiente al accidente, el pelotón rindió tributo al italiano. Todos los ciclistas rodaron unidos sin competir y dejaron que sus colegas del equipo americano se adelantaran, con su compatriota Andrea Peron en cabeza, en la meta de Pau. Sobre el coche del Motorola viajaba la bicicleta de Casartelli con el dorsal 114. El Tour dio la etapa por neutralizada. Y todos los premios se destinaron a la familia del desaparecido.

Pero el Motorola quería brindarle una victoria. El director, Jim Ochowicz, visitó en las habitaciones a sus ciclistas y les recordó cuáles eran los dos objetivos de Casartelli antes de empezar el Tour: “Quería acabar la carrera y ganar la etapa de Limoges”. Armstrong asumió ese reto como propio y venció en solitario, con los dedos índices apuntando al cielo. “No me cabe ninguna duda de que en esa bicicleta íbamos dos corredores”, escribió el texano en su libro Mi vuelta a la vida.