Dos Federaciones de gran relevancia estrenan presidente. Son baloncesto y tenis, deportes en los que a nivel de selecciones hemos llegado a lo más alto, pese a los periodos de conflictividad que han tenido. El baloncesto, con las luchas y crisis de la ACB; el tenis, con la negativa de los mejores jugadores a competir en la Davis. Este asunto parece en vías de solución con la llegada de Conchita Martínez, que ahora deberá ser ratificada por Miguel Díaz; el del baloncesto esperemos que lo esté tras el acceso de Jorge Garbajosa a la presidencia, con el apoyo implícito de la ACB, pues su influencia en la asamblea es indudable: el 40% de los votos correspondieron al baloncesto profesional, representado por los diversos estamentos de la ACB.

Querejeta, presidente del Baskonia, Villacampa, del Joventut, Galindo, del Estudiantes, Sánchez, director de la sección del Madrid, Butxaca, directivo del Barcelona, más jugadores como Reyes, Ribas, Vives o los hermanos Hernangómez, más entrenadores como Laso, Vidorreta o Cuspinera, más árbitros como Hierrezuelo o Martín Bertrán, entre la totalidad de los clubes de la ACB, más representantes de otros sectores, eran personas con voto para elegir presidente de la Federación. Unos cuantos tuvieron que ir para Garbajosa, la persona elegida, pese a ser acusado de continuista. Bienvenido sea el continuismo si lo que asegura son la independencia y los éxitos de la Federación. Y bienvenidos sean esos votos de la ACB.