Hortelano, atleta sin complejos

Bruno Hortelano llega al AS sin compañía. No es frecuente que los deportistas que nos visiten lo hagan solos. Suelen hacerse acompañar por representantes, directores de comunicación, entrenadores, etc. Hortelano, no. Hortelano viene en taxi desde la Blume, donde reside hasta que el 4 de agosto viaje a los Juegos. El taxista le pide un autógrafo al despedirse, y cuando sube a la redacción es recibido con un aplauso espontáneo. Hortelano está viviendo el tránsito del anonimato a la popularidad. Comienza a ser consciente de que el tener en España un velocista campeón se sale de lo normal. Los atletas se paran a verle entrenarse en el INEF, y cuando llegue a la villa olímpica, los Nadal y Gasol, sus ídolos de niño, le tratarán como uno más.

No se le ve afectado por ello. Hortelano ha crecido con una competencia tan colosal en EE UU que tiene la cabeza muy bien amueblada. No contempla la superioridad de la raza negra para la velocidad. Lleva años ganando a atletas negros y también perdiendo con blancos. Si sólo los negros bajan de 9:90 es, dice, “porque en sus países en vez de jugar al fútbol, corren”. Ni siquiera Bolt le da miedo. “¿Bolt? Es mi rival, nada más”. No es una fanfarronada, sino cuestión de actitud para no sentirse inferior. Si lo hiciera, nunca podría dar lo mejor de sí mismo. Si ya lo ha hecho en otros órdenes de la vida, también quiere saber hasta dónde puede llegar como atleta. ¿Por debajo de los 10 segundos? “Puede ser. En Río estaré en mi mejor momento de forma del año.”