James es la gran incógnita del Madrid

James es la gran incógnita del Madrid este verano. Florentino querría retenerle, porque en cierto modo es un retrato robot de lo que más le gusta: exquisito, mediapunta, número uno en su país, país grande y futbolero por otra parte. Pero a Zidane no le convence. Una cosa son los gustos de Florentino y otra el encaje de una plantilla, donde conviene que haya gente de ataque y de defensa, y también gente completa. Donde conviene gente con buen pie y gente con pierna dura. Donde conviene gente que regatee en un ladrillo y gente que se coma el campo. Donde conviene que unos encajen con los otros.

James es un superclase y empezó formidablemente bien en el Madrid. Ancelotti consiguió el milagro de compaginar la BBC con una media formada por Modric, Kroos y James (a ratos Isco). Lo consiguió gracias al trabajo de éstos, y si se quedó sin títulos fue por dos largas ausencias de Modric. Pero al cabo de un año, Kroos dejó de mostrarse tan dispuesto y James, no digamos. Benítez penó por eso. Zidane encajó el equipo con Casemiro, Modric y Kroos. James e Isco le sobraron. Son medias puntas, y ya que la BBC juega sí o sí, no tienen sitio. Eso pasa por diseñar la plantilla sin cabeza.

Así que la tarea de James e Isco se redujo a algún rato en una banda en suplencias ocasionales. Además aprieta Asensio, que no es ninguna tontería. A eso se juntó que James se dejó ir el año pasado. Su mujer (hermana de Ospina, el meta de la selección colombiana) pasó meses en Bogotá participando en un programa de televisión del tipo de ‘Mira quién baila’. La soltería sobrevenida no le hizo bien a James. Cuando jugó, fue distinto y peor que el que conocimos. Su venta puede dar un gran dinero, quién sabe si contribuir a la llegada de Pogba. Zidane tendría en ese caso más vigor en el medio campo.