La exclusión de Rusia es alta política

Nadie duda de las terribles acusaciones que ponen al deporte ruso en el ojo del huracán. Qué sanción se le aplicará es el debate. Merecedoras, sin duda, de su exclusión de los Juegos, pues realizó un dopaje de Estado encaminado principalmente a falsear los resultados de los Juegos de Invierno celebrados en Sochi hace dos años, en los que Rusia encabezó el medallero con 33 medallas por 28 de Estados Unidos. Pero no estamos hablando de un país cualquiera. Si se tratara de otro, el nuestro por ejemplo, que hubiera cometido semejantes tropelías estaría ya fuera de los Juegos. Con los grandes siempre cuesta más tomar decisiones. Lo vimos recientemente en el Tour. Froome, el líder, recibió un trato de excepción tras su caída.

Expulsar a Rusia de los Juegos no es cuestión menor. Es alta política por las consecuencias que acarrearía. Se reabriría la época de los boicots, está el Mundial de fútbol dentro de dos años, quién sabe si el inicio de otra guerra fría... Hay que pensarse mucho, más que la decisión a tomar, la salida que se pueda encontrar al conflicto. Y esto habría que negociarlo directamente con la propia Rusia, quien ya está puesta al pie de los caballos. El Comité Olímpico Internacional va a decidir el sábado qué va a pasar con Rusia. Sólo faltarán trece días para la inauguración de los Juegos. ¿Puede un país presentarse en condiciones a los Juegos con tan escaso margen? Acreditaciones, visados, viajes, alojamientos...