Hace un año Kovacic fichó por el Madrid, se dijo que como medio centro, posición que nunca fue la suya. En realidad venía para darle descansos a Modric, pero el club, consciente del superávit de jugadores para ‘la línea entre líneas’, lo enmascaraba de esa manera. Como tardaba en colar, empezaron a surgir elogios exagerados desde dentro del club. Recuerdo que un día alguien dijo, en la transmisión de la SER, que en el club estaban asombrados de lo bueno que era, de lo que hacía en los entrenamientos. Me atreví a objetar que si lo acababan de fichar por 30 millones sería porque ya sabían que era bueno.

Ha pasado un año, y ni para una cosa ni para la otra. El medio centro acabó siendo Casemiro, que corrigió en cierta proporción las desventuras que pasó el Madrid tras la salida de Xabi Alonso, entre ellas el paréntesis desdichado de Illarramendi. Para darle descansos a Modric tampoco sirvió. Sus apariciones se fueron salpicando durante la temporada, un rato aquí, otro allá, y al final nada. Tampoco brilló en la Eurocopa. Pero quiere pelear este segundo año y se ha presentado antes de lo que era su obligación por la participación en la Euro. Tenía permiso hasta el 26, pero vino el 16. Todo un detalle.

Pero este curso lo va a tener más difícil, porque el Madrid tiene ya a punto de caramelo a André Gomes, de la cuadra Mendes. Buen jugador, aunque intermitente, quizá por su juventud. En el Valencia se le han visto ratos espléndidos, repartidos con apagones. De nuevo, un jugador de medio campo hacia arriba, que son los que le llenan el ojo a Florentino, que los va acumulando: Modric, Isco, James, Kroos, Kovacic, Asensio, Odegaard a la espera, ahora André Gomes. Pero este es muy joven y es un proyecto de gran jugador. Eso sí: con el desembolso (65, a enmascarar en objetivos) lo de Pogba se pondrá peor.