Tolerancia cero al atletismo ruso

El atletismo ruso está pasando por una situación parecida a la que vivió el ciclismo hace unos años. Su credibilidad es cero. No es gratuita. Es consecuencia del informe realizado por la Agencia Mundial Antidopaje. Existe la evidencia de que al menos 139 muestras de controles antidopaje realizados en los laboratorios rusos desaparecieron o cambiaron de significado. Es decir, las muestras positivas se convirtieron en negativas de la noche a la mañana. Se trataba de un auténtico dopaje de Estado, que ha afectado sobre todo al atletismo y a la halterofilia. A la vista de ello, a la IAAF, presidida ahora por Sebastian Coe, no le tembló el pulso y expulsó a los atletas rusos de todas sus competiciones hasta que no se demostrara su inocencia.

¿Una barbaridad? Eso es la tolerancia cero llevada al extremo. El ciclismo también actuó en ocasiones concretas con suma severidad. A Armstrong, por ejemplo, le quitaron sus siete Tours y no se los dieron al segundo clasificado, sin que nadie reclamase. ¿Por qué? Se entiende que no había nadie limpio. En este caso el atletismo también ha actuado a la brava, y el TAS le ha dado la razón. Es un primer paso para que sean las Federaciones Internacionales quienes se pronuncien sobre si sus deportistas rusos deben participar en los Juegos. Halterofilia está en un caso similar al del atletismo, y debe hacerlo. Las demás miran hacia otro lado y esperan. No están en el ojo del huracán y esa es la salida que tendrá el COI para no aplicar la tolerancia cero a toda Rusia.