Nos enteramos que Modric volvió tocado. Sorprende y a la vez preocupa. Aplaudo el plan especial que se le ha puesto. El Madrid le necesita al 100% en la Supercopa. Es de esos jugadores que esperas ver en el once inicial cada partido, quieres que juegue siempre, con él todo es más fácil... y más bonito. A Luka le esperas con los brazos abiertos. Además de su calidad suprema, no creo que a nadie le genere ninguna duda, irradia alegría y buen rollo. Es un jugador que suma en el terreno de juego y fuera de él.

Si te presentan a Modric y no sabes nada de él, ni se te pasa por la cabeza que sea futbolista. Pequeño, poquita cosa… Si le tratas y ya conoces su profesión, su magnitud y su valía, te gusta encontrarte con un tipo muy normal, cercano y feliz, nada divo. Encantador. Es más, ni te imaginas que en el vestuario del actual campeón de Europa, donde conviven estrellas, Modric es uno de los líderes del equipo. Sí, sí como me están leyendo. Un LÍDER con mayúsculas. Se lleva bien con todos los compañeros y es una ayuda para el entrenador. Escuchan y hacen caso a sus consejos. Comparte mando y mucha amistad con Ramos, el capitán (se lo llevó a Sevilla días antes de la final de Champions y, en vacaciones, el croata le ha enseñado los mejores rincones de su país al de Camas); cuida de los canteranos y ha sido importantísimo en la aclimatación y el desparpajo de Gareth Bale en la plantilla. Todos los equipos querrían tener un Modric en su plantilla, por suerte está en el Madrid.