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Va por el capitán, va por Coke

Mi gran noche” es la famosa canción de Raphael con la que Coke martilleaba las cabezas de sus compañeros en el vestuario sevillista. Cuando le daba por variar de repertorio, Raffaella Carrà y su “Qué dolor” era la elegida para desesperación de un grupo que sólo podía tomarse a broma las ocurrencias de su capitán. Su marcha al Schalke, con el contrato de su vida, fue un golpe al corazón de un vestuario que estalló cuando el pasado viernes se rompía los ligamentos en su primer amistoso.

Nadie se merece una lesión de gravedad y mucho menos un tipo como Coke, que tuvo que luchar contra todo y contra todos en cinco temporadas en Nervión hasta erigirse como héroe absoluto de la Europa League que tiene hoy al Sevilla en Noruega. Porque Monchi ya se encargó de arengar a la tropa y recordarles que si ya había motivos para ganar, Coke se ha sumado a ellos. Ayer hasta jugadores que apenas coincidieron con él sujetaban con los dientes apretados la pancarta en honor al héroe de Basilea. “No dejéis que eso desaparezca”, pidió Coke en su despedida. Y nadie mejor que ellos saben que hoy “puede ser su gran noche”.