Batacazo olímpico del baloncesto

El baloncesto se está estrellando en Río. El masculino, que al femenino le concedo aún recorrido. Había que ganar a Brasil, y se perdió. Un horror. La selección de Brasil, para situarla, la dirige Huertas y la remata Lima. Huertas dejó lo mejor de su baloncesto en el Joventut, Bilbao, Baskonia y Barcelona, y ahora juega en los Lakers, equipo que fue último de su conferencia con 17 victorias y 65 derrotas; Lima, por su parte, fue el pívot descartado por Laso para afrontar el último tramo de la temporada en el Madrid.

Pues Huertas y Lima nos machacaron. Nos machacaron, porque es difícil que podamos jugar peor. Espantoso arranque, con el Ricky Rubio que acostumbramos a ver en la Selección, es decir, prescindible, e increíble final, con una jugada patente Scariolo para defender o atacar la última posesión y cuyo desenlace es fácilmente previsible por harto conocido. ¿Y entre medias? Entre medias, la goma. Casi siempre a remolque. Si Llull o Sergio Rodríguez metían el triple, nos enchufábamos; si no, a seguir remando.

Al final, dos partidos y dos derrotas. Aún hay vida, pero si no hemos sido capaces de ganar a Croacia y Brasil, ¿seremos capaces de vencer a Argentina y Lituania. A Nigeria, por supuesto; si no, apaga y vámonos. Como decía Juan Jiménez, no vale ser cuarto, pues éste se eliminará con Estados Unidos. Hay que quedar entre los tres primeros del grupo, lo cual nos deja en manos de terceros. El batacazo, por tanto, ha sido monumental. El equipo no funciona, y la actitud no está siendo buena. Es lo peor. Al contrario que las chicas.