Inteligencia y economía

El himno. Si es por música, los partidos los tendría que ganar el Sevilla. Ese himno es mucho, dan ganas de hacerse sevillista. Pero con música no se juega al fútbol, o no únicamente. El himno futbolístico del Barça es racional, geométrico, casi alquímico. Y con esos valores es capaz de desactivar el entusiasmo, musical o no, de sus contrarios. Con un juego ramplón, muy poco musical, el Barça en seguida se abrió un boquete en el medio campo con las salidas forzosas de Iniesta y de Mathieu. Por ese hueco entró el Sevilla con el ímpetu con que canta el himno, pero el Barça lo esperó en su terreno, el de la asociación infinita, que es la que Sampaoli quiere imitar.

Debilidad. El Barça no está todavía convencido de que está jugando partidos en serio. Las dos lesiones, un record en un partido así, reflejan que la siesta que supone la pretemporada se sigue imponiendo en la mente de los futbolistas. Que Iniesta deje el centro del campo pone al Barça en evidencia; y no sólo al Barça, a su entrenador también, porque ahora tiene a tantos jugadores para esa demarcación que tiene que resolver un sudoku para resolver las sustituciones. Pero lo solucionó bien: este nuevo Denis Suárez actuó con solvencia, evitó la debilidad medular previsible e hizo sólido el contraataque. Por él vino el primer gol, y por Arda Turan, que estaba llamado a estar donde ahora están Iniesta y Denis Suárez.

Vietto. Estuvo a punto de irse al Barça y ahí está, en el Sevilla, esperando ser el protagonista absoluto de su delantera. Pero la sensación que produce no es de peligro, sino de ausencia, quizá porque los suyos no le sirven balones. Escuché en Carrusel que no jugó tanto en el Atlético de Madrid en la última temporada; entonces, ¿a qué se debe esta desorbitada esperanza que exhibieron tanto el Barça como el Sevilla por este jugador aparentemente promisorio? Hay que tener en cuenta que estos partidos, hasta que pasen algunas semanas de LaLiga, son entrenamientos competitivos, pero entrenamientos al fin y al cabo. Pero si Vietto sigue así es muy probable que el Barça se frote las manos y el Sevilla se tire de los pelos.

El rubio. El Sevilla hizo el partido que pudo; con la misma desorganización que desplegó el Barcelona. El peligro latente de Messi no está disponible en el Sevilla, y esa es la diferencia. El argentino, cuyo nuevo estilo de pelo fue baza importante en la tertulia del Carrusel, es esa diferencia: participó en las jugadas de peligro que hizo el Barça. En cambio, las del Sevilla no inquietaron en demasía a Bravo, aunque la defensa volvió a ser la insegura retaguardia de un equipo a la espera de ser el que se espera que sea. Por cierto, escuché también en Carrusel que Bravo puede irse con Guardiola. Vaya por Dios. Si es Ter Stegen al fin el dueño de ese sitio habrá que prepararse para sufrir o disfrutar el surrealismo que despliega el alemán defendiendo la portería azulgrana.

Y Munir. En esta fiesta para la que el Barça trabajó lo justo el beneficiado principal fue Munir. Messi le regaló un gol precioso, y lo consagró como alternativa a Neymar y a Turan. Ahora que tanto se habla de la cantera fallida del Barça esta es una reivindicación interesante, el broche final de un partido que los azulgrana ganaron con economía de medios y con ahorro de inteligencia.