El Barça tiene la Supercopa cogida por un asa. Frente a un Sevilla atrevido y ambicioso, fue, sencillamente, más resolutivo. Lo pasó mal durante una hora, agobiado por la presión de los sevillistas, pero aun durante ese tiempo sufrió pocas ocasiones en su portería y pudo crear alguna en la de Rico, que estuvo bien. El partido cambió en el 56’ con el primer gol (una preciosidad, aunque llegado justo en un momento en que los locales estaban con diez) que le cayó al Sevilla como un mazazo. De repente se le vino la noche encima: el cansancio sin premio, el recuerdo de Trondheim...

Este Sevilla va a crear debate en la ciudad. Sampaoli ha organizado un equipo que presiona arriba y corre riesgos, bastante a contraestilo de lo que se venía viendo en el equipo años atrás. Hay una idea y está bien aplicada, se vio ayer, pero se echa en falta remate. También pasó ante el Madrid. De los primeros resultados en la Liga dependerá que el macizo de la afición tenga paciencia o no. Merecerá la pena que la tenga, porque el modelo es bueno y no puede ser juzgado por dos derrotas, una ante el Madrid (‘in extremis’) y otra ante el Barça. Hay mucho jugador nuevo y ayer faltaron varios puntales.

En cuanto al Barça, ahí está. Vuelve como se fue, con todo alrededor de Messi, que activa el ataque cuando le llega el balón. Hubo el susto de Iniesta, que se fue lesionado (que no sea nada) y queda la duda de si Arda Turan o Munir mientras falte Neymar. Arda estuvo en el primer gol, pero Munir marcó el segundo, a luminoso pase de Messi, y aportó mucho atrás, socorriendo a Digne cuando lo necesitó. Después de verle en estos últimos partidos, le noto crecido. Yo no estaría tan preocupado por un cuarto delantero teniéndole a él. Y caben otras soluciones modelo Arda, con André Gomes, Rafinha...