Un día feliz: Cooper, Hortelano, el baloncesto

Fue el día de Marcus Cooper, de Bruno Hortelano, de la Selección femenina de Baloncesto... Pero no el del Balonmano, que vivió un día terrible: después de ir ganando por siete goles, derrota en la prórroga y tiro al poste en el último segundo. Fue cruel. Tampoco puede decirse que fuera el día de nuestra sincro. Magnífico quinto puesto, diploma olímpico, todo lo que se quiera, pero la Ucrania a donde se fue Anna Tarrés después de que la echáramos quedó por delante de Gemma Mengual y Ona Carbonell.

Es normal que a estas alturas de los Juegos se mezclen las alegrías con las penas. Alegrón el de Cooper, con una llegada al sprint eléctrica, de esas que tanta admiración nos causaban deportistas de otros países. ¡Claro, es que Marcus es de padre inglés y madre alemana! Cierto, pero toda su preparación la ha realizado en España, donde vive desde los tres meses. Que los entrenamientos específicos para los Juegos los haya realizado en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid es para sentir orgullo de los medios que tenemos.

Caso contrario es el de Hortelano, de genes españoles por los cuatro costados, pero que se ha hecho atleta en Estados Unidos. En este caso nos favorecemos de la mejor preparación que se realiza allí en las pruebas de velocidad, pero que viene a demostrar que el español puede codearse con los atletas más rápidos del Mundo. Como los deportes de equipo, en los que la victoria o la derrota a veces es cuestión de que el último lanzamiento entre o no entre. Al balonmano le salió cruz; al baloncesto, cara. Así es el deporte.