Buscando medallas a tiro fijo

En los Juegos de Río, el atletismo ha repartido 141 medallas, 138 la natación, 72 la lucha, 57 la gimnasia, 56 el judo, 54 el ciclismo, 48 el piragüismo, 45 la halterofilia y el tiro, 42 el remo, 39 el boxeo, 32 el taekwondo, 30 la esgrima y la vela, 18 la hípica, 15 el bádminton y el tenis, 12 el tenis de mesa, el tiro con arco y el voleibol, y 6 el baloncesto, el balonmano, el fútbol, el golf, el hockey, el pentatlón, el rugby y el triatlón. Estas cifras explican la razón por la cual resulta particularmente rentable en los Juegos Olímpicos especializarse en deportes que reparten muchas medallas. Suele tratarse, además, de deportes minoritarios donde la competencia es menor que en otros de práctica más extendida. Muchos países lo hacen. Nosotros, también.

En natación se han hecho planes especiales, y el atletismo también se ha cuidado. Es la Federación con mayor subvención, y un presidente del CSD llegó a proponer que gran parte del dinero se destinara a la marcha, nuestro fuerte. Después, la atención se desvió además hacia deportes con altas probabilidades, como lo fue el ciclismo en pista antes de que quitaran especialidades que dominábamos, o lo es ahora el piragüismo y el taekwondo, de reciente implantación y que reparte cuatro medallas por prueba. El ADO se creó precisamente para profesionalizar a los mejores en los deportes minoritarios, y que no se perdieran. Nosotros también buscamos las medallas. En Río, seis entre el piragüismo y el taekwondo. ¿Muchas? Francia sacó tres; Italia, ninguna.