La imagen icónica de la Eurocopa

Una de las imágenes más icónicas de la pasada Eurocopa fue el abrazo (acompañado de palabras cariñosas) que Cristiano se dio con Bale tras las semifinales. No se sabe qué hubiera ocurrido ante una derrota portuguesa, pero en todo caso se trató de un nuevo reconocimiento de Cristiano hacia su compañero. Inevitable, por supuesto, pero no por ello menos simbólico. Cristiano ha pasado por varias fases en relación a Bale: inicialmente, no se reconoció el talento del galés, al que se le buscó una labor secundaria en la banda. Ni se le esperaba ni se le buscaba. Apareció en momentos puntuales e históricos en su primera temporada en el Madrid, pero en el vestuario se le tenía por insuficiente.

En la segunda campaña el portugués luchó por su hábitat y dejó poco espacio para Bale. De ahí que éste pidiera un cambio de estatus. Se le exigió a Benítez acelerar el proceso de transición, pero como dijo un directivo, “Cristiano puede acabar con todos”. Rafa se fue. Ahora Cristiano empieza a ver el final y necesita de Bale para ganar más. Por eso le pone bajo su cautela. Ese tipo de liderazgo es el de los que prefieren que la nueva estrella quede atrapada en el abrazo. Sólo un héroe superior a los dos puede acabar con ese equilibrio inestable. ¿Zidane? ¿Entregará galones a Bale en detrimento de Cristiano? Fascinante.