El espejo del Villarreal es el Sevilla

El Villarreal debe ir a por esta Europa League. Con humildad y con decisión. Necesita hacer una apuesta firme por este torneo como en su día hizo el Sevilla. Lo de asegurar su presencia en Europa año a año vía Liga y ser incluso cuarto está muy bien, tiene mérito, pero así no se deja huella. Sobre todo si luego en la fase previa no alcanza el sueño de la Champions. La historia, a veces injusta, está marcada para los que levantan trofeos. Y el Submarino, con nivel para haberlo hecho ya en alguna Copa con sorpresas o en este torneo al alza, no ha podido aún. Ahora es alocado decirlo con la depresión que cunde en el club y en la afición, pero ha habido suerte de primeras: el Steaua es más complejo pero el Zurich está en Segunda y el Osmanlispor turco no debe dar problemas. Además, este Villarreal de agosto no es el que competirá en esta fase de grupos ni el que intentará mejorar las semifinales del curso pasado. Asenjo; Mario, Musacchio, Víctor Ruiz, Jaume Costa; Soriano, Bruno, N’Diaye, Cheryshev; Bakambu y Pato forman un once ideal para dar que hablar. Cuántos lo quisieran.

Y no sólo hay fe por los teóricos titulares. A la espera de que José Ángel y Santos Borré den un paso al frente y demuestren que están al nivel para el que les han reclutado, Andrés Fernández, Jonathan, Trigueros, Castillejo, Sansone (ojo a este delantero) y Soldado cuando vuelva deben demostrar que habrá competitividad, profundidad de banquillo y razones para rotar sin sufrir. Sólo falta que Escribá se convenza de ello y no se atreva, apurado por las exigencias, a dar de lado a esta competición (o a la Copa) que tan buenos recuerdos le trae (la ganó con el Atlético de Quique), y que los directivos vean que merece la pena darle otro central de garantías. El Villarreal se ha gastado unos 54 millones en fichajes pero ha ganado casi 50 por ventas y más de 40 por unos derechos de televisión que van a disparar los ingresos esta temporada a casi 60. Se puede. El Sevilla, que ingresa mucho y gasta lo suyo, bien lo sabe. Un título cuesta pero no se olvida.