Tres puntos de ORO

Efecto Mireia. Mireia Belmonte, una de nuestras reinas olímpicas a las que estaremos eternamente agradecidos (las otras son Ruth Beitia, Carolina Marín y Maialen Chourraut) hizo el saque de honor antes de empezar este partido empapado en sudor (por el calor sofocante del estío que no cesa) y por el sufrimiento que generaba el inquietante 1-1. Mireia lució sus dos medallas de Río, una de ellas de oro macizo. Y Toni Kroos, cuyo color de pelo va a juego con el envidiado metal, se guardó su misil con curva elíptica para firmar un triunfo que, efectivamente, da al Madrid tres puntos de oro. Nadie dijo que esto iba a ser fácil, pero triunfos así son los que terminan dibujando la conquista de una Liga. Sin Cristiano (volverá el 10 de septiembre ante Osasuna) ni Benzema (sin fecha de regreso fijada) era clave irse al parón del Virus FIFA con los deberes hechos y la cuenta de puntos sin profanar. Seis de seis posibles. Un solo gol encajado (Casilla no podía hacer nada ante el derechazo de Orellana) y cinco a favor (Bale, 2, Asensio, Morata y Kroos). Todo son buenas noticias, aunque el férreo sistema táctico de Berizzo pudo suspender la luna de miel del Madrid de Zidane con una tarde que pintaba regular tras un espeso primer tiempo bloqueado por la espléndida presión de los vigueses. El Bernabéu parecía un baño turco en el que se derretían las botas y las ideas a partes iguales. Hasta que irrumpió él. Lukita...

‘Merlín’ Modric. El croata se maneja con su motor diesel. Le gusta ir carburando su talento a medida que avanza el curso, pero sus pinceladas son dignas del mejor Picasso. Fue el primero en sacar las astillas de la portería del agilísimo Sergio (Julen, apunta su candidatura), antes de que Bale y Morata corrieran la misma suerte. Luka imagina, propone y dispone. Si tuviese el cuerpo de Cristiano y cinco años menos, sería el MVP del fútbol mundial. Un poco de Modric es mucho...

Morata, crack. Se pelea él solo con una estampida de búfalos sin que le asalte el menor titubeo en su admirable desempeño. Abrió espacios, forzó innumerables faltas (y algunas tarjetas), siempre acechante y amenazante. Hasta que llegó el gol. Su gol. El que le pedía su cuerpo canterano y el sentido de la justicia. Fue un gol de los de verdad. El que abre la lata. Esos que tanto valoraba el maestro Di Stéfano. Su zurdazo destemplado fue un puñetazo de rabia. Su cuenta anotadora está abierta. A partir de ahora, su crédito será ilimitado. Grande Alvarito.

Examen a James. Sus 24 minutos en el campo evidenciaron lo que ya sabíamos. Tiene detalles de crack mundial. Lo que es. Pero cuesta imaginarle como jugador número 15 ó 16 cuando estén todos en la parrilla de salida. No me extraña que a Zidane le duela la cabeza cada vez que tiene que hacer un once. Y eso que ayer no aparecieron en la tarima ni Kovacic (en el banquillo) ni Isco (en la grada por lesión). El corazón me pide que James se quede. ¡Pues que triunfe el amor!

¡Qué respiro! Me llaman felices tras el susto las peñas de Fuengirola (olé Antonio Moyano), Los Ye-Yés de Bruselas, Montcada (la hija del presidente, Marina Castro Atalaya, sigue los pasos de Mireia y ganó dos bronces en el Europeo Junior de natación), Gloria García de la peña La Gran Familia y Mr. Shigeki, presidente de la Peña de Osaka, que vio el partido desde Japón con mi amigo Marcos. Nada nos detiene...