Pegar un pelotazo aún no es delito

Apostando por el ‘fútbol de salón’ el Celta renació de sus cenizas en Segunda y ha vuelto a abrir las puertas de Europa. Es un equipo plagado de peloteros, que ni en el Bernabéu ni en el Camp Nou renuncian a dominar la posesión. Sin embargo, tal fidelidad a una filosofía a veces se convierte en extremismo y querer jugar absolutamente todos los balones le hizo perder un punto en Chamartín. En el primer gol Sergio intentó buscar a un compañero cuando un pelotazo hubiese sido mucho menos estético, pero infinitamente más efectivo. Ni el tremendo cabreo de Berizzo en el banquillo sirvió para que Roncaglia aprendiera la lección. El central argentino, que seguro que ni con su selección ni en Boca Juniors hubiese actuado de esta manera, emuló el error de su portero en el segundo tanto blanco.

Estos dos fallos echaron por tierra una notable actuación colectiva. Los célticos no tuvieron nada que ver con el equipo que pecó de soberbia con el Leganés. La entrada de Cabral y Hernández en el once aportó una dosis importante de solidez. Si el Celta sigue en esta línea, la sombra de Nolito será menos alargada de lo que se temía tras el debut liguero. Inevitablemente, sin el extremo andaluz el equipo tiene menos pegada. Bongonda tiene velocidad y desborde, pero le falta meterlas como demostró ayer perdonando el 0-1. En busca del gol perdido llega Giuseppe Rossi. Un artillero para sacarle más jugo al ‘jogo bonito’ celeste.