James se queda e Isco se lo piensa...

Esta noche cierra el mercado de fichajes. Aunque no creo que asistamos a nada parecido a aquel triple salto mortal sin red con el que Florentino se estampó hace justo un año en el caso De Gea, ni tampoco a un alarde del tipo de aquel de Lendoiro cuando se fue a Canarias para tener una hora más, viviremos una noche de emociones. La gran mayoría de clubes de Primera y Segunda tienen aún operaciones por cerrar. Ayer fue día de agitación en las cancillerías y de estrés para los representantes. Llamadas continuas, ofertas, contraofertas, presiones, consultas, enfados, perdones. Cada 31 de agosto es así.

Nadie ha conseguido explicarme nunca por qué esto no se hace un mes antes, por qué no se cierra el 31 de julio. Se haría, igual que ahora, con acumulación de urgencias en las últimas veinticuatro horas, pero un mes antes. Eso daría más validez al trabajo de pretemporada de los entrenadores, la gran mayoría de los cuales se ha manejado con plantillas incompletas. En algunos casos (en el del atormentado Pako Ayestarán en el Valencia, por ejemplo) en condiciones de inestabilidad y nerviosismo. Acaba de perder a Alcácer y de fichar a Munir, busca centrales y mientras se le han ido ya seis puntos.

El Barça ya tiene lo que quería, su cuarto delantero. Simeone aún aspira a un jugador de banda, que no creo que aparezca. El Sevilla anda tras Nasri... ¿Y el Madrid? El Madrid no busca sino dónde colocar algún excedente. Como James se ha plantado en no irse, el club empuja discretamente a Isco a salir. Tiene muy a mano el Málaga y el Tottenham. Destinos diferentes, pero gratos ambos. En uno u otro sitio tendría el puesto mucho más claro que en el Madrid, y Lopetegui lo agradecería. Tampoco sería malo que saliera Mariano a hacer una mili fuera, pero eso no le agradaría a Zidane. Le quiere cerca.