Ser de Osasuna, un sentimiento

Se podría decir que prácticamente se nace siendo de Osasuna. Este equipo es un sentimiento. Una manera única de vivir el fútbol. De pasión por unos colores. La prueba de ello es que durante los dos años que los rojillos han militado en Segunda División, siempre han seguido estando acompañados por su afición, por sus incondicionalmente fieles. El Sadar era la envidia de la categoría de plata con una media de asistencia de unos 14.000 espectadores deseosos de ver a su equipo en la cima.

Tras dos años tremendamente duros tanto en la faceta deportiva como en la institucional, Osasuna ha regresado a la élite del fútbol, donde merece estar por historia y por haber sido siempre un club de gente honrada y humilde. Qué sucederá este año es una incógnita, pero cuando menos, la vuelta a Primera va a servir para sanear las arcas del club gracias a los 40 millones de euros que va a percibir por los derechos de televisión. Y es que en su momento, Osasuna se vio obligado a hacer una dación en pago de El Sadar y Tajonar al Gobierno de Navarra para poder saldar de esa manera su deuda con el fisco. Esta deuda podrá saldarse este año, por lo que el club tratará de recuperar parte de sus instalaciones. En cuanto a lo deportivo, como diría su técnico, Enrique Martín, hay que gozar del regreso a la élite del fútbol nacional. Hoy llega al Bernabéu con una idea clara: disfrutar, jugar y competir. Las premisas básicas que pide Martín a sus jugadores. Claras y rotundas.