Gana Pedrosa, gana el campeonato

Algo tendrá el agua cuando la bendicen, suele decirse. Si todos se alegran de la victoria de Pedrosa, no queda otra que brindar. Desde siempre se ha dicho que Dani es el piloto más fino del paddock, lo que no es sino un elogio mayúsculo a su modo de ir en moto. Las lesiones han sido, probablemente, la curva adicional y más difícil en su carrera. Lo que este domingo quedó claro es que todos, desde Nakamoto (jefe de HRC en el Mundial) a la familia y amigos, desde los aficionados a los rivales, se felicitaron por el triunfo de Pedrosa. Todos.

Misano logró la cuadratura del círculo: que tradición y revolución caminen de la mano. La tradición, en forma de esa victoria pedrosiana de cada año (son 15 ya ganando al menos una carrera en el campeonato), y la revolución, con esa estadística de vencedores distintos en las últimas ocho carreras de MotoGP y 23 pilotos estrenándose en 2016 en lo más alto del podio en las tres categorías. Parte de culpa es de Carmelo Ezpeleta, que tiene en la igualdad de motores, la centralita única y los neumáticos a su Santísima Trinidad, empeñado en democratizar un Mundial para que no ganen siempre los mismos. Pedrosa es de los de siempre, sí, pero diferente. Pensábamos que ya no estaba, pero está. La sonrisa tras la carrera lo delata.