Neymar ejemplifica la dictadura de los jugadores

Contrato sin números. Ayer fue un día importante para el Barça, que después de golear al Celtic en el campo, marcó un gran tanto en los despachos firmando un acuerdo con una multinacional del afeitado. La empresa cuchillera pasó de ser patrocinador regional del club a ser patrocinador Premium, que le llaman. Para darle más ringorrango al acto, se invitó a pan y cuchillo a periodistas de medio mundo a Barcelona para que asistieran a una rueda de prensa con el vicepresidente Manuel Arroyo, el brand director global de la marca navajera y de Neymar, que es embajador de la compañía rasuradora. Es decir, un evento de campanillas. Porque, no sé si lo saben, ahora las ruedas de prensa de toda la vida se denominan eventos. No es lo mismo un evento que una presentación. Dónde va a parar. Pues bien, resulta que sobre el montante de esta operación tan importante para el club no se dijo ni pío, porque es confidencial. Y todo eso después de que Neymar se presentara en el acto con una hora y cuarto de retraso. Eso sí, iba afeitado y apurado con unas mejillas suaves como el culito de un bebé.

Esperar a la estrella. Obviamente, hubo periodistas que hartos de esperar se fueron de la sala. La mayoría se quedó porque o bien estaban invitados por los aliñadores de mentones o porque querían hablar con el astro brasileño, que se prodiga poco por estos lares. Sin duda, el contrato ya es una noticia importante, pero sin Neymar, no hubiese tenido eco mediático alguno. Aquí, como pasa en todas partes, los que mandan son las estrellas. Además, uno de sus representantes acababa de desvelar en Brasil que el jugador se había reunido con el dueño del PSG dos veces.

Manda la estrella. Y lo más grande de todo sucedió cuando Neymar confirmó que sí. Que se había reunido con el dueño del PSG en Ibiza y Sao Paulo “y con otros equipos” para “ver que se cuentan” aunque precisó que “no me veo fuera del Barça”. Teniendo en cuenta que los equipos que “pueden contarle algo” al brasileño se cuentan con los dedos de una mano, no acabo de entender como el Barça no se siente molesto. O sí que lo entiendo, seguramente, si Neymar no estuviera en el Barça, el club no tendría otro patrocinador Premium. Es el precio a pagar por tener estrellas. Que además llegan tarde.