El Madrid se abraza al ‘gol agónico’

Lo hizo otra vez. Pasó en Lisboa, volvió a pasar en los cuartos de la Champions siguiente, contra el Atlético, pasó dos veces en esta reciente Supercopa ante el Sevilla (una en el límite del partido y otra en el de la prórroga) y anteanoche en el Bernabéu. En todos los casos, gol agónico que resuelve un apuro, gol en ‘Zona Cesarini’. Partidos, todos, en el escaparate mundial. El último algo menos, casi era un partido europeo más, pero tanta repetición y la dosis doble lo ha hecho muy sonado. La prensa mundial lo comenta: “Milagro de campeón”... “Espeluznante Real”...”Victoria Real in extremis”...

Y al madridista le gusta eso, porque le instala en gratos recuerdos. El Madrid se mueve bien en la agonía. La primera final de Copa de Europa la ganó en París, al Stade de Reims. Fue perdiendo 2-0 y 3-2. Acabó ganando 3-4 y el último gol llegó muy tarde, aunque no tanto como estos últimos, que han acabado, por insistencia, en producir un efecto de resonancia global. Y desde aquel gol a estos, muchos, con especial intensidad en aquellos años de remontadas de la Copa de la UEFA, en las que siempre conseguía el gol que faltaba. Santillana lo recuerda muy bien en estas páginas.

Esa condición de no rendirse nunca, sobre todo si se trata de Europa, le es reconocida al Madrid hasta por sus rivales más connotados. Guardiola lo expresó muy bien alguna vez. No hay peor síntoma en los malos periodos del Madrid que ver que no se rebela en los últimos instantes si las cosas le van mal. Lo habitual es lo contrario. Los rivales lo saben y ayudan con un repliegue inconsciente, incitando sin quererlo al Madrid a volcarse. Y el Madrid va, remolcado por una leyenda que, cuanto más importante sea el trance y más canteranos haya, más obliga. Y acaba llegando el gol que falta. El ‘gol agónico’.