Por un baloncesto de calidad

El baloncesto de clubes se nos ha echado encima casi de repente. Con dos grandes partidos: el Madrid contra el Fenerbahce, y el Barcelona ante el CSKA. Esto se puede considerar la novedad de la temporada. No es normal que se empiece con partidos de este calibre. Un acierto, porque al principio los equipos despiertan curiosidad. Son muchas las incorporaciones y hay un interés evidente en cómo encajan. Luego comienza la Liga, y el interés va disminuyendo, según revelan las audiencias. Las novedades pronto dejan de serlo y se entra en una rutina que va alejando al aficionado. Pero ahora, no. Ahora todavía hay curiosidad y, resultados al margen, se sacan las primeras conclusiones de las nuevas plantillas.

Este modelo de grandes torneos de baloncesto en la pretemporada está aún por explotar. Partidos de preparación y torneos siempre ha habido. Pero de escasa entidad, lo cual apenas mueve a la curiosidad entre los aficionados. Son necesarios partidos como los de ayer, con duelos entre grandes equipos, para dar importancia al propio baloncesto. Partidos con una cierta rivalidad, donde haya algo más que ver que las obligadas rotaciones. Lo que nada aporta de cara al aficionado son esos partidillos de preparación, auténticos entrenamientos, que bien podían ser a puerta cerrada, dado el interés que provocan, y la habitual ausencia de los mejores jugadores. El baloncesto se merece mayor autoestima, con partidos como los de ayer.