Se quedará otra vez desfasado

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Ya le sucedió en 2015, cuando firmó su última renovación y actual contrato que acababa en 2019. Entonces fue el primero de los imprescindibles en pasar por el despacho presidencial del Camp Nou y pronto, lo que rubricó, no quedó a la altura de lo que consiguieron pactar posteriormente sus compañeros. Desfilaron después futbolistas de la importancia de Iniesta, Piqué o Messi y acordaron unas cifras mejores, más suculentas. Busquets nunca se quejó, nunca. Él entendió que para encontrar una nueva mejora sólo cabía un camino, trabajar, y eso es lo que hizo hasta volver a pactar otro acuerdo, que cerró antes de irse a la Eurocopa de Francia. No le invitaron a firmar hasta ahora, aunque como siempre, él nunca se quejó, nunca.

Busquets, culé de cuna y uno de los actuales capitanes del equipo, decidió continuar en el Camp Nou pese a las barbaridades que le ofrecían los clubes europeos manejados con capital árabe. Si se hubiese querido sentar con alguien, posiblemente habría logrado el pacto de su vida, pero su pareja, Elena, le hizo ver que cómo en el Barça no estaría en ningún lado y que lo que no le habían ofrecido ahora, ya le llegará en el futuro. Xavi dijo hace poco que veía un organigrama de club en el que Piqué sería el presidente, Puyol el director deportivo y Busquets estaría al lado de Xavi, entrenador del equipo. Eso son sueños, sólo accesibles a leyendas del club. Y Sergio será una de ellas, porque juega y calla aunque su contrato, otra vez, quede desfasado.