Rossi sale sexto en el Gran Premio de Aragón. Dada la superioridad de Márquez, y que él no rueda cómodo aquí, parece haber sacado bandera blanca, después de que se mostrara muy agresivo y sarcástico con Lorenzo. Rossi es un piloto que le gusta presionar a sus rivales. Pero con los españoles ha encontrado la horma de su zapato. Si Márquez le plantó cara el año pasado hasta el extremo de sacarle de sus casillas, este año es Lorenzo quien no se ha amilanado ante sus bromas, sonrisas e interrupciones, y en plena conferencia de prensa es capaz de decirle que qué pasa. Con Lorenzo, por cierto, se empieza a sentir amenazado del subcampeonato que defiende, una vez que Márquez está poniendo tierra de por medio.

Rossi era un piloto querido y admirado. Considerado quizá como el más grande. Ha hecho cosas fabulosas, aunque también tenía sus cosas con los rivales que le incomodaban. Pero de un tiempo a esta parte, su carácter parece distinto. Lleva seis años sin ganar el Mundial, y esa puede ser la causa. Una vez fue Stoner, tres Lorenzo, y ahora Márquez lleva camino de su tercer título en la era post-Rossi. Él sigue compitiendo, lo hace además para ganar, que moto tiene para ello, mas no puede. Los españoles no sólo le han salido respondones en la pista, sino también en las provocaciones. Las ganas de pelea que mostraba para la carrera de hoy se le han ido. Al menos esa es la impresión que da. ¿Para disimular? Él nunca ha ido de humilde.