Mikel Baena Salado

Fábulas de Ipurua

Había una vez, entre montañas del Bajo Deba, un humilde equipo que deseaba echar raíces en la élite futbolística. Otros rivales mucho más poderosos visitaban sus dominios intentando conquistarlos, aunque éstos estaban bien cercados por barreras casi inquebrantables. Con el verano recién acabado, las hojas de los árboles comenzaban a caer sobre este pequeño valle. Asimismo, la temperatura iba bajando considerablemente rumbo al invierno. Como una hormiga, el Eibar, conjunto al que nos referíamos, decidió ir haciendo acopio de puntos para pasar esa estación del año tan fría y dura en las mejores condiciones posibles.

No quería repetir errores recientes, cuando empezó de forma similar y soñaba con éxitos mayores. Entonces, según pasaban los días, fue despreocupándose cual cigarra, olvidando en parte su idiosincrasia, pero cumplió el objetivo que tenía marcado. Sabía cómo llegar hasta primavera tranquilo. Por lo tanto, la historia podría haber sido incluso mejor. Veremos si logra superarse en próximos episodios. Ha demostrado que es capaz.