Basket profesional o subvencionado

La temporada de baloncesto está a la vuelta de la esquina, y se nota. Jesús Bueno habla de la NBA en los Desayunos de Europa Press; Jordi Bertomeu, de la Euroliga en Estambul; Francisco Roca, de la ACB en las páginas de AS. La NBA es la más poderosa de las tres competiciones, y Bueno presume de ello: “Crecemos a una velocidad que supera los dos dígitos anualmente, tenemos 1,3 millones de seguidores en las redes y batimos el récord de audiencia en todo el mundo con las finales”. Da la clave de ello: “Hay muchas historias alrededor de los jugadores y de los equipos: el récord de los Warriors, Curry, la vuelta de LeBron a Cleveland... Todo esto produce contenido para los aficionados. Y eso es muy bueno”. Récords. Bendita palabra que moviliza al espectador.

En lo que llevamos de década, en la NBA se han batido o igualado 16 récords. En esta última temporada destacan los 402 triples de Curry, sus 12 en un partido, y los 41 puntos de LeBron e Irving en Cleveland como equipo con dos jugadores con más de 40 cada uno en un partido. ¿Qué récords vemos aquí? ¡Si en cuanto un jugador anota más de 20 puntos lo cambian! Para conseguir récords hay que jugar, y aquí a los buenos no les dejan. Llull, que juega una barbaridad, sale a 26 minutos de media. En la NBA, 145 jugadores los superan. Hay una razón muy sencilla: si un entrenador sienta a los mejores, le echan, porque los equipos viven del espectáculo y de lo que sean capaces de ingresar. En Europa, en cambio, las subvenciones permiten vivir de espaldas al aficionado.