Atención a Juan Antonio Samaranch

La historia moderna de los Juegos no se entiende sin la figura de Juan Antonio Samaranch, quien fuera presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), que heredó un movimiento en ruinas a consecuencia de los boicoteos políticos y del escaso interés de las ciudades a presentar su candidatura como sedes. Ahora hay otro Juan Antonio Samaranch, su hijo, cuya figura cobra fuerza en el COI, al que pertenece desde 2001. Este verano fue nombrado vicepresidente primero y fue el portavoz de dicho organismo en un tema tan delicado como fue el veto a Rusia en los Juegos de Río. Ayer nos visitó, acompañado por Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, y se mostró como un vicepresidente del COI con mando en plaza.

Atención a este Samaranch, quien ha dejado de ser el ‘junior’ para ser un hombre de 56 años, ingeniero, preparado en EE UU y con un perfil muy definido para hacer carrera olímpica. De momento ya es hombre de confianza de Thomas Bach, actual presidente del COI, y quién sabe si llamado a ser su delfín para evitar que el mundo anglosajón recupere la hegemonía del movimiento olímpico, perdida en 1980, cuando Samaranch sucedió al irlandés Killanin. A Juan Antonio Samaranch se le ve firme en su vicepresidencia. Capaz de amonestar a la Agencia Mundial Antidopaje y de hablar de candidaturas que ahora podrían sonar a fantasía: Madrid o los países árabes, por ejemplo. ¿Por qué no? Los Juegos no dejan de ser un sueño que a veces se cumple.