Ter Stegen, BBC, razón y superstición

Ter Stegen tuvo el coraje de salir ante la prensa el primero de todos y pedir perdón por su fallo. Muy bien. Pero mejor que no lo hubiera cometido, ni ese, el del cuarto gol, del que se supone que se excusaba, ni el del primero, que también fue grueso. Escuchándoles a él, a su entrenador y a algunos de los avalistas del apotegma de que el portero ideal es el que no renuncia a jugar con los pies pase lo que pase, uno pensaría que aquellos goles no pasaron de ser más que una de esas fatalidades inevitables que el fútbol provoca de cuando en cuando. Pero no fue así: fueron obsequios absurdos de Ter Stegen.

Valdés solo regaló dos goles por jugar con los pies

Es bueno que el portero maneje bien el pie e inicie la jugada. Ese fue uno de los legados de Cruyff (por eso ponía a Busquets padre) y el Barça de Guardiola consagró esa fórmula. Pero en algunos espacios del barcelonismo se ha hecho de eso un becerro de oro. Tanto, que un recién llegado, como Ter Stegen, se permite tomar riesgos en su área que no tomarían, por ejemplo, ni Piqué ni Sergio Busquets, que juegan bastante mejor que él y que, en el peor de los casos, siempre tendrían un portero a la espalda. En diez años, Valdés regaló dos goles por estas cosas. Ter Stegen lleva más en poco tiempo.

Zidane y la imposición de la BBC

Una cosa es una idea razonable y otra una superstición. Este domingo hemos tenido dos ejemplos de ello. Por un lado, el empeño, mal defendido por su entorno, de Ter Stegen en jugar la pelota con temeridad fatal. El otro, el de Zidane al entregarse a un ataque, la BBC, que cuando los tres están bien reporta beneficios que (casi) compensan su desentendimiento de lo que pasa atrás. Pero cuando de los tres sólo uno está (Bale), otro está mal (Benzema) y el tercero (Cristiano) apenas va llegando, fiarlo todo a esa fórmula es como fiarlo todo al pie inseguro de Ter Stegen. Conclusión: el Atlético es el líder.