La foto con mis hijas y tu larguero

Qué fácil es escribir cuando se hace desde el agradecimiento, desde el corazón, desde el césped de tu casa. Que fácil es escribir desde el Calderón. Aquí estoy en una noche de recuerdos con los amigos de El Larguero celebrando tu 50 cumpleaños. Lo primero que se me viene a la mente cuando contemplo tus gradas es no haber podido hacerme esa foto de rojiblanco con mis hijas, con lo bonita que hubiese quedado presidiendo el salón. No te enfades porque nos mudamos de tu casa, hermano. Los tiempos pasan y para toda esa gente a la que escuchabas como nadie sus alegrías y lamentos es un paso adelante. El club está en un momento de crecimiento, se coló, desde el trabajo, en el ático de donde nunca tuvo que salir, con los grandes de España y Europa, y la mudanza es obligatoria para seguir creciendo. Los tiempos corren y tus 50.000 hijos rojiblancos que han disfrutado en tus gradas, más las decenas de miles repartidos por todo el mundo, jamás te olvidarán. Tú mejor que nadie sabes que no hay gente tan fiel y leal como ellos y un día sí y otro también serás protagonista de muchas de las batallitas que contarán a sus nietos, de los días de desencantos, alegrías y sueños que han vivido dentro de ti. Algunas serán las mías. Como la de los 42.000 socios del año de Segunda y 43.000 del siguiente, algo de lo que sólo tú puedes presumir. Estadio don Vicente Calderón. Me evocas aquel momento subido en el larguero tras ganar la Liga al Albacete. Sabes, creo que nadie me acercó tanto al cielo como lo hiciste tú aquella tarde.

Y en ningún lado acariciaron mi alma como el día que volví después de haberme operado los dos tobillos a la vez y los 50.000 me dispensaron una tremenda ovación que aún resuena en mis oídos como la mejor sinfonía que he escuchado.

Por eso te quiero agradecer el gran colegio que fuiste para mí, con alegrías y lágrimas, con sol y lluvia, con palmas y pitos… Mis ocho años conviviendo en tus entrañas me hicieron curtirme como persona y me hicieron ser, sobre todo, una persona educada en la lealtad, la fidelidad y el agradecimiento. Sabes mejor que nadie que también hubo episodios difíciles, pero esos ya están olvidados. Han prescrito. Ahora lo que cuenta es la evolución a mejor de lo que importa, que no es otra cosa que disfrutar del crecimiento de nuestro Atlético de Madrid.