El perfil del héroe silencioso

Fue quemando etapas desde que llegó al Madrid. Empezó resistiendo, apenas, la pesada losa de ser el jugador más caro de la historia (101), desubicado incluso en el campo porque la izquierda era, y sigue siendo, territorio de Cristiano. Aun así se sostuvo con sus goles. Sobrevivió también al debate de su individualismo. Alguna jugada desafortunada le dejó señalado. En realidad, le traicionaban sus ganas por demostrar que era el jugador por el que se había pagado una fortuna. Ni siquiera pudieron con él las torpezas de su agente, Jonathan Barnett, que se empeñó en enfrentarle a Cristiano (“Él no está preocupado por vender calzoncillos”). Nadie puede negar a Bale que ha ido a más, salvando obstáculos, desde que llegó al Madrid. Y que con 27 años y en su madurez futbolística es la gran esperanza blanca para un futuro no tan lejano.

Todo lo que rodea al Bale futbolista está impregnado por esa mística del deporte galés que tanto ha bebido de los valores del rugby. Nobleza (ni le han visto y será difícil que le vean responder con una agresión a una patada), compañerismo (al fútbol para él, como al rugby, se juega con amigos), compromiso (¿hay alguien que trabaje más en defensa que él en la BBC?) y humildad (en verano nunca dejará de ir al Whitchurch School de Cardiff, del que salió como Sam Warburton, el otro héroe nacional, éste por el rugby, a saludar a profesores y alumnos). Bale se echó a Gales a sus anchas espaldas para llevarla a las semifinales de la pasada Eurocopa. Le esperan grandes gestas con el Madrid. Es el héroe silencioso...