De vuelta a la oficina

‘Empatitis curada’. La enfermedad llegó a provocar vértigos, mareos y hasta fuertes dolores de cabeza en el madridismo militante. Empatar cuatro partidos consecutivos es pecado en un club como éste. Pero lo peor no era la falta de juego, sino la indolencia emocional de unos jugadores superlativos que parecían cansados de ganar, ganar y volver a ganar. Hasta Zidane dudó de su magia (“Yo no soy un mago”, dijo en la víspera). Las bajas de Ramos, Casemiro, Modric y James podían aumentar los síntomas de la enfermedad. Pero la medicación fue la adecuada. Y eso que amenazaba el Virus FIFA, que otras veces ha causado estragos. Para más inri, el partido del Villamarín arrancó con el Madrid en cuarta posición tras los triunfos de Atlético, Sevilla y Barça. La reacción fue propia del vigente campeón de Europa. El Betis de Poyet se vio atropellado por un Madrid imperial, rearmado desde atrás con el capitán Marcelo (¡qué bueno que volviste genio!), un Kroos que se empeñó en hacer un homenaje a su justa y merecida renovación de contrato y un Isco con las luces encendidas en su segunda titularidad consecutiva del curso. Ante el Eibar salió a gorrazos. Ante el Betis, por la Puerta Grande de Heliópolis. Set y partido. Empatitis curada. La fiebre ha desaparecido. El enfermo ya está como nuevo. De vuelta a la oficina...

Peter Pan con botas. Con Isco te pasa como a los taurinos cuando iban a Las Ventas o a La Maestranza a ver a Curro Romero. Sabías que te ibas a emocionar o te ibas a irritar. Él mismo se autoinculpa de su irregularidad, que le ha impedido echar raíces en el once titular del Madrid. Pero ayer se dejó contagiar por el embrujo de Sevilla para sacar el tarro de las esencias. Cuando está iluminado, da gusto contemplarle. A quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija... El segundo gol de Isco fue para sentarse y disfrutarlo con cien repeticiones seguidas. Sólo a un tipo como el mago de Arroyo de la Miel se le puede ocurrir poner la pelota en esa escuadra defendida heroicamente por Adán. La puso donde sólo la pueden poner los elegidos. Zidane, cuando era mariscal de campo en activo, firmó una vez en este campo un gol inolvidable con la camiseta del Girondins. Por golazos como el de Isco merece la pena dar la vida por este deporte. Incluyo el primero, producto de un contraataque-exprés que parecía sacado de la época de Mourinho. Hoy cumple 77 años el Brujo Amancio. Gallego eterno, estos golazos van por usted.

Poyet, discutido. Rafa Gordillo, una leyenda del Betis y un emblema para los madridistas, debió pasar una mala tarde al comprobar que los verdiblancos parecían una fotocopia borrosa, sin ardor guerrero ni ese entusiasmo que siempre tuvo er Beti. Gordillo (¡mejórate pronto, maestro!), alucinó con el deplorable primer tiempo de los suyos. Poyet está cada vez más discutido. Miréselo, míster.

Eufóricos. La afición ha recuperado la fe y la ilusión en su equipo. Me lo dicen las peñas de Puerto Real, Oporto, Ciudad Imperial de Toledo, El Buitre de Terrassa, La Primera de Sevilla, Carmona, Sa Pobla, Porreres, Alcudia, Inca, Magaluf, Andratx, Son Servera, Sineu, Guarromán, Santa María, Ermua y La Octava de Bilbao. Y va por vikingos irreductibles como Miguel Triay (taxista de Palma), Henry Ramírez de Miami, Nacho Cánovas de Novelda y Mari Carmen Granda, la reina vikinga de Venezuela. Y el martes, fiestón ante los polacos del Legia en el Bernabéu..