Tremendo sábado de fútbol, con 24 goles en cuatro partidos. Resultados fuertes, a favor de los cuatro de cabeza. El que abrió la jornada fue el Sevilla, del que aún desconfían muchos de los suyos, pero que se ha ido metiendo arriba y ganó en Leganés, 2-3, en una matinal emocionante. Le siguió el Barça que, como era de esperar, dio buena cuenta del Deportivo, con cuatro goles. El último de Messi, restablecido, sin duda. Compareció tras el descanso, marcó enseguida y luego movió al equipo como suele. Lux, que si en la primera mitad estuvo regular, en la segunda impidió que la goleada fuera a más.

Enseguida, el Atlético. Simeone ha dado un paso más en la evolución de su equipo, concentrando jugadores de ataque y buen pie en mayor proporción que nunca. Y tuvo premio. Aunque el Granada se adelantó con un gol de Cuenca que fue un prodigio, Carrasco señaló el camino y los demás le siguieron. Estos siete goles quizá marquen un antes y un después. Hace tiempo que a Simeone se le ve, por los fichajes que viene haciendo, la intención de cambiar su modelo siderúrgico por otro más bello y atacante. O, al menos, alternarlos. La experiencia de ayer le animará. El Calderón fue un jolgorio.

Con esos precedentes más el de sus cuatro empates previos, el Madrid tenía un desafío en el campo del Betis que al final no lo fue tanto. Este Betis está mal dibujado, carece de seguridad atrás, es el equipo al que más chutan de Primera. El Madrid, muy motivado, encontró pronto las rendijas y llegó al descanso ya con 0-4. Uno de los cuatro fue un contraataque de catálogo. Tras el descanso, el Betis tuvo diez minutos buenos, pero se quedó en eso. Isco, con una genialidad, y Cristiano, completaron la goleada. El Madrid sepultó el pesimismo de los empates y vuelve a respirar la ‘felizidane’.