Los méritos se van al limbo

Marcó Lucas Vázquez frente al Legia y fue significativo su abrazo con Morata, autor del pase que remató fenomenalmente el extremo. Se felicitaron con alegría, pero también con el punto de resignación de los jugadores que aprovechan sus momentos porque no se sienten titulares. Su función actual es el de meritorios en un equipo donde es más importante la jerarquía que los méritos. No les faltan a estos dos espléndidos jugadores. Fueron importantes en los primeros partidos de la temporada, son internacionales y no ceden a la frustración. Responden de maravilla a las exigencias de un equipo como el Madrid.

El caso se amplía con Nacho, cuyo rendimiento suele ser intachable en sus episódicas apariciones. Son los jugadores que tienen un acomodo más difícil en las alineaciones de Zidane, que parece tener menos problemas para las rotaciones en el medio, donde Isco, James, Kovacic y hasta Asensio disfrutan de la titularidad con alguna frecuencia. No ocurre lo mismo con Nacho, relegado a suplente del inseguro Danilo durante la ausencia de Marcelo, ni con Lucas y Morata, que han desaparecido desde el regreso de Cristiano y Benzema.

Nadie, ni el más extravagante de los aficionados, discute la autoridad de Cristiano y Bale. Tampoco es discutible la aportación de Benzema a un equipo que muchas veces necesita de su inteligencia para dar coherencia al juego de ataque. Sin embargo, Zidane se enfrenta a una paradoja que medirá su fama de excelente gestor de egos. Se supone que en un equipo los méritos son imprescindibles para progresar en la escala de la plantilla, de lo contrario se alimenta la injusticia y se anima al desencanto y la pasividad de los futbolistas que no encuentran respuesta a sus méritos.

Problema. No es nada fácil resolver este dilema en el Real Madrid, especialmente en la delantera, donde los titulares están certificados desde hace años. Es la línea más refractaria a los cambios, aunque sorprende la presencia de Benzema en todas las alineaciones desde su regreso. El mensaje de Zidane fue clarísimo desde su primer día al frente del equipo: “Cristiano, Bale y Benzema serán titulares”. Ni la lesión del francés, ni su largo periodo de recuperación, han modificado su decisión. Tampoco se ha visto alterada por el buen rendimiento de Morata.

El caso de Lucas Vázquez es más peculiar aún. Apenas se le recuerdan errores desde su llegada al primer equipo, y menos aún un mal partido. Lucas ha sido mucho más que consistente. Pocos jugadores cumplen más y mejor con todas las obligaciones, las defensivas, las ofensivas y hasta las rematadoras. Su gol al Legia lo demuestra. Su contribución se amplía a otras cuestiones igual de importantes. Es agresivo, tiene confianza en su talento (Lucas lanzó con maestría y serenidad el primer penalti de la tanda en la final de la Copa de Europa) y no se queja, una virtud poco habitual en los grandes equipos que en su caso probablemente le penaliza.

Los tres tienen varias características comunes. Una es que son buenos futbolistas. Otra es su procedencia. Vienen de la cantera, un factor casi siempre limitante. En los últimos años, los canteranos son los últimos del escalafón, sean cuales sean sus méritos. Los de Lucas, Nacho y Morata son incuestionables, muy superiores al poco aprecio que reciben en las alineaciones