Nadal para, los ciclistas siguen

El día que Purito Rodríguez (37 años) se lo piensa mejor y seguirá una temporada más, y que Alejandro Valverde (36) renueva su contrato hasta 2019, Rafa Nadal (30) decide parar. Para, porque no acaba de recuperarse de sus males. Renuncia a jugar en Basilea, también en París, y pierde todas sus opciones de participar en la gran final del Masters, ese torneo que le falta para completar su colección de grandes y que tantas veces se le ha negado. Nadal comienza a acusar sus continuados años de esfuerzo. Al margen de que las lesiones ya siempre le acechan, las recuperaciones son más largas y lentas. El tenis es así de duro. No se trata de hacer comparaciones, pero mientras un ciclista puede estirarse en la alta competición, el tenista queda abandonado a su suerte.

Para un tenista, todos los partidos son finales. Queda eliminado en cuanto pierde. Y si esto le sucede con cierta frecuencia, como le lleva pasando a Nadal de un tiempo a esta parte, se le discute. Un tenista tampoco tiene podios. Uno gana y los demás pierden. Los ciclistas tienen al menos el consuelo del podio en las grandes vueltas. Valverde fue tercero en el Giro, sexto en el Tour y además acabó la Vuelta, y todos calificamos su temporada como una de las mejores de su vida. Por eso se le renueva tres años más. Purito nunca ha ganado una gran vuelta, pero ha hecho podio en las tres, es un héroe y sigue. Nadal, en cambio, mucho más joven y con mayores posibilidades de seguir alcanzando éxitos, es discutido. Es lo que tienen los deportes individuales. Es uno contra el mundo.