Guardiola, entre Bravo y Ter Stegen

El vapuleo que sufrió en el Camp Nou deja a Guardiola un tanto a contrapié ante parte de la opinión pública (y publicada) en la Isla. Guardiola carga con la desconfianza que los innovadores provocan entre mucha gente. En el fútbol, un mundillo tan tributario de las tradiciones, un poquito más. A eso me refería el otro día en estas líneas, hablando de Sampaoli. En Sevilla le miran con desconfianza, como miraron a Guardiola en Múnich desde el primer día, y como le miran muchos en Inglaterra también. Otra cosa es el Barça. Su ascendiente futbolístico y moral en el club era de tal dimensión que pudo sacar su proyecto. ¿Pero fuera?

Esa sigue siendo la duda con Guardiola y este 4-0 no le va a ayudar. El fútbol se juzga inevitablemente desde el resultado y éste fue estrepitoso, pero en realidad deforma lo que ocurrió en el partido. El City llegó bastante y Ter Stegen estuvo fenomenal con los guantes y prudente con los pies. Arrancó el juego cuando pudo, pero sin riesgos innecesarios, y paró la mar de bien. Enfrente, la defensa del City cometió errores groseros en el primer y el tercer gol. Y, entre ambos, Bravo regaló su propia expulsión con una maniobra insensata. Todo ello, por si lo de tener a Messi enfrente no constituyera ya de por sí un suficiente problema.

Con lo de Bravo hay que insistir en lo dicho cuando lo de Ter Setegen en Vigo. Una cosa es manejarse bien con el pie para iniciar el juego y otra tomar riesgos que ningún futbolista medianamente sensato tomaría en esa zona del campo. No me imagino a Piqué jugando el balón como lo pretendió Bravo, y aun si lo hiciera, al menos tendría tras de sí un portero, cosa que Bravo, no. Para ficharle, Guardiola sacrificó a Hart, el titular de la Selección Inglesa. Eso debería bastar para que Bravo fuese algo más prudente al manejarse con el pie a campo abierto. Su mala maniobra contribuyó al destrozo del marcador y al apuro de Guardiola.