Un triunfo gestado en A Madroa

El Celta se pegó un festín en el derbi inspirado en su gen más celtista. Los cuatro goles tuvieron sabor gallego y fueron producto de A Madroa. Mallo, imperial durante todo el partido, golpeó primero; Aspas acabó con su mal fario con un doblete; y Jonny le regaló un gol a Orellana, que más bien parecía Chicho Terremoto. El proyecto de cantera se vio mejor representado que nunca y el sentimiento estuvo esta vez aún más a flor de piel si cabe. Mallo y Aspas celebraron sus tantos señalando el escudo, apelando al sentimiento. En el caso del delantero, hubo cierto revuelo porque lo hizo dirigiéndose a la afición rival. Personalmente, creo que es un gesto que encaja dentro del pique sano. Otros jugadores, de ambos bandos, lo hicieron antes. A veces, se criminaliza hasta la lluvia.

La emotividad de Hugo e Iago, y su gesto señalando al escudo, perfectamente podría ir también dedicado a Mouriño. Desde el sector coruñés aprovecharon la disyuntiva para burlarse, con gracia y sin ofender. “Mouriño, véndelo”, gritaban mientras ondeaban una bandera china. Por cierto, algunos aficionados deportivistas iban ataviados con el típico sombrero chino, pero les requisaron el disfraz en el acceso al estadio. Como diría Guardiola, parece que alguno tiene la piel muy fina. Debo reseñar también una anécdota que viví antes del partido. La Policía no permitía el paso a los celtistas mientras desembarcaban los seguidores coruñeses. Finalmente, permitieron el acceso y ambas aficiones se mezclaron. ¿Saben qué sucedió? Nada. Ésa es, sin duda, la verdadera victoria del derbi. O noso derbi.