Garbiñe y el factor mental

Garbiñe Muguruza es una jugadora formidable. De otra manera nunca podría haber ganado Roland Garros o alcanzado la final de Wimbledon. Eso sí, es irregular como ninguna. Ayer se volvió a ver en las WTA Finals. Primer set horroroso, que pierde 6-2 con Pliskova, segundo que gana 7-6 tras recuperar la concentración y el buen juego, y tercero donde aparece primero la mejor Garbiñe y después la peor: con 5-2 y bola de partido a su favor, acaba perdiendo 5-7. Un parcial de 0-5 que sume a nuestra jugadora en un mar de dudas. Lleva todo el año así. El factor mental en el tenis ocupa un papel primordial. Quizá como en ningún otro deporte. Cuando se encoge el brazo no hay nada que hacer. Y esto es algo que suele suceder en el momento que la victoria está cerca. Es tremendo.

La irregularidad de Garbiñe se pone también de manifiesto en su temporada. Es la número 6 del mundo, y de las ocho jugadoras que disputan las WTA Finals, la que menos finales y semifinales del circuito profesional ha jugado este año. Capaz de ganar a la mejor, y de perder con una rival manifiestamente peor. Como sucedió ayer. No es que Pliskova sea manifiestamente peor que Garbiñe, pero en el partido la tuvo a su merced. No remató, y llegaron los nervios y las dudas. Sam Sumyk, su entrenador, bajó a tranquilizarla y no lo consiguió. Es algo con lo que lleva luchando todo el año. El deseo de Garbiñe de querer hacer las cosas bien y rápido puede con ella. Hay tiempo. Sólo tiene 23 años y sigue ap